Una de las pequeñas decepciones de este viaje fue la Costa Brava. Uno de los tramos de costa que más ganas tenía de conocer y que al final resultó ser un poco bluff.
Y no tanto por la belleza de la costa, que la tiene y mucha, sino por la desidia con la que se explota, un poco como si una vez alcanzada la fama lo demás importase menos.
Tomemos por ejemplo Lloret de Mar, municipio turístico archiconocido en el que me vi obligado, a pesar de mis esfuerzos, en pernoctar. Se trata de un antiguo pueblo de pescadores horriblemente desfigurado por toda esa arquitectura tan hortera que se suele construir en las zonas turísticas.
Se había construido mucho y mal antes de la burbuja y se construyó más y peor durante y después de la misma.
Al menos la pensión en la que dormí estaba situada en el núcleo más antiguo de la población y sus calles, a pesar de toda la parafernalia hiperturística (restaurantes cutres, tiendas de souvenirs en vena y demás engendros asociados), permitían imaginar lo que un día pudo ser el pueblo.
De lo poco rescatable de Lloret de Mar es la Cala de Sa Boadella que, milagrosamente, no alberga un hotel con spa, y hasta te permite, si no te fijas demasiado, olvidar que estás en una playa urbana y no en la playa virgen que te venden.
Para llegar tienes que dejar el coche aparcado arriba, en una urbanización un poco menos espantosa que la media local, y luego bajar por una pista de tierra hasta llegar a la arena.
La playa está partida en dos por una roca que sirve de frontera entre la parte de uso convencional y la de uso nudista de la playa, y tiene un acantilado calizo coronado por un pinar desde el que hay las mejores vistas de la zona. Bastante recomendables las vistas desde aquí arriba, aunque no aptas para personas que sufran de vértigo si se acercan demasiado al borde debido a la caída vertical.
Si pasas por Lloret de Mar merece mucho la pena acercarse hasta aquí. El color de esos acantilados, rojizos, combinados con el color de la arena y contrastando con el verde de los pinares le dan un aspecto ciertamente hermoso. Ignoro si es fácil o difícil aparcar porque las dos veces que fui, al anochecer y al amanecer, no había mucha gente y además amenazaba lluvia, lo que hacía que incluso a aquella hora tan temprana la gente estuviese recogiendo.
La playa en sí cuenta con todos los servicios, lo que le ha permitido obtener una bandera azul, incluyendo un chiringuito que se adivina como un cuerpo extraño en ese entorno debido a su tamaño. Lo típico en el Mediterráneo, por desgracia.
¿Cómo llegar a Lloret de Mar?
- Cómo ir desde Girona a Cala Boadella
- Cómo ir desde Barcelona a Cala Boadella
- Cómo ir desde Tarragona a Cala Boadella
- Cómo ir desde Lleida a Cala Boadella
- Tossa de Mar (Girona, Cataluña)
- Mura, Barcelona
- Castillo de Cardona (Barcelona, Cataluña)
- Monasterio de Santa María de la Vallsanta (Guimerà, Lleida)
- Guimerà, Lleida (Cataluña)
- Ciutadilla (Lleida, Cataluña)
- Montblanc, Tarragona (Cataluña)
- Siurana, Tarragona (Cataluña)
- Miravet, Tarragona (Cataluña)
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